La importancia del empujón final, para que nada se escape

Lo vemos con demasiada frecuencia:

Un buen equipo trabaja duramente para presentar una solicitud de subvención de calidad, y desfallece en el último momento.

En las últimas curvas del Tourmalet. Las más duras.

Nos estamos refiriendo a convocatorias de subvenciones por concurrencia competitiva, en donde el contenido de las memorias es crítico.


Ese desfallecimiento final es natural.

Hacemos más cosas, muchas más, que tramitar una subvención.

Durante los días en los que estamos con el expediente de subvención las tenemos abandonadas.

El trimestre del IVA, la newsletter mensual, las tareas sin acabar del plan estratégico…


Francamente, estamos un poco hartos de la subvención.

Porque, además, si no presentamos el IVA en plazo Hacienda nos da un toque seguro. Al 100%.

Pero en cambio no tenemos la certeza de la subvención al 100%. Ni al 90, ni al 50. No hay en realidad ninguna certeza. Solo una aspiración.


Eso es verdad. Pero también es verdad que si nos ponemos con la subvención debe ser hasta el final.

No a medias. ¡Cuántas solicitudes de subvención buenas, hechas con cabeza, se pierden por que no se le han dedicado unas horas finales de revisión!

No muchas, con un par de ellas es suficiente.


¿Qué debemos hacer en esa revisión final? Al menos, lo siguiente:

Debemos releer la memoria y confirmar que estamos dando respuesta a los criterios de evaluación. Hay que demostrar que los cumplimos. Cuando eso es cuestionable, al menos debemos pelearlo. Que el evaluador al menos dude. Que no ponga un cero en el criterio, sin más. Si se valora, por ejemplo, la implicación de la organización en la protección del medio ambiente y nosotros no tenemos ISO 14001 ni ninguna política al respecto, seguro que podemos defender que llevamos a cabo recogida selectiva de residuos o acciones internas de concienciación sobre el uso de agua y electricidad.

Así que eso es lo primero. Releer la memoria a la luz de los criterios de evaluación.

En segundo lugar, tenemos que confirmar que la memoria es lo suficientemente ambiciosa. No nos van a dar una subvención (en lugar de dársela a otros) para hacer una nimiedad. No. Nuestro proyecto es fantástico y vamos a aumentar clientes, ventas, etc en un x%. Lo que se pretenda buscar con el proyecto, pero sacando pecho.

No debemos confundir la ambición en cuanto a lo que queremos hacer con la ambición en el importe de subvención que pedimos. Me explico. Si somos una microempresa de 10 trabajadores y presentamos un proyecto de I+D a la Administración, por muy tecnológicos que seamos no es creíble decir en la memoria que 7 trabajadores trabajarán a full en el proyecto durante 12 meses.

¿De qué vive entonces la empresa? Ambición en cuanto a los objetivos, pero no nos queramos lucrar con la convocatoria.


Una tercera tarea de esas horas finales es releer la letra menuda de la subvención. Siempre nos podemos llevar alguna sorpresa. Por ejemplo, que para aspirar a la subvención hay que estar dados de alta en el Registro XXX, o que debemos tener una antigüedad como empresa de al menos N meses. En fin, cosas que hay que advertir de inicio, pero que se pueden haber pasado por alto.


Finalmente, last but not least, que diría un angloparlante, hagamos lectura completa de la memoria.

Para detectar errores, incoherencias, faltas de ortografía.

Todo suma. O todo resta, según se mire.

Nuestra memoria es buena, muy buena, ¿no? ¡Pues que lo parezca!

Si tienes dudas sobre tu memoria, me escribes y lo vemos. RESPONDE AHORA

Un saludo

Javier Hidalgo

cerodefectos

Suscríbete a nuestra newsletter de subvenciones

Deja tu mejor email aquí y te suscribes gratis

Suscríbete a nuestra newsletter de subvenciones

Deja tu mejor email aquí y te suscribes gratis